Wednesday, August 17, 2005

Abducciones a tiempos pretéritos.

A veces, en determinados periodos sientes determinado estremecimiento que hace cambiar la materia de la que está construido el universo.
Fogonazos perturbadores te ciegan transportándote al pasado. Un pasado que se descompone a tu alrededor y te devuelven al presente. Robándote algo, encogiendo tu corazón.

Esos fogonazos son fotografías que tu percepción capturó. Son improntas, impresiones de épocas pasadas, de colores desvanecidos, de una luz solar determinada que ahora juzgas especial:

Es el recuerdo amargo de una calle en una la tarde nocturna del mes de febrero. Y del ronroneo lejano de los coches circulando a dos esquinas de distancia.

Es el recuerdo pacífico de un medio día en un prado seco y solitario de un mes de agosto. Y del amarillo que lo inunda todo.

Es el recuerdo de la luz regocijante escurriéndose entre las hojas de un platanero en un mes de abril. Y el suave y frio soplido del viento.

Son las calles atestadas de gente y tu casa en la esquina, pies frios y las manos en los bolsillos. Es la soledad sin intimidad.


No tienes control sobre tus sentimientos, tu mundo interior -ese que cambia- te devuelve experiencias llenas de bilis. Porque no puedes volver atrás. Porque envidia las páginas que pasaste o las ensombrece. Porque distorsionan tu estado de ánimo.
Jódete, estás obligado a sentir - te dices.
Solo en un charco (barrizal) de recuerdos.

¿Listo para volver a casa y cambiarte los zapatos?

El pasado pesa. El futuro espanta. El presente espesa...
Luego estarás mejor- te dices.
0 Comentarios: Expresa tu opinión

0 Comments:

Post a Comment

<< Home